Parte II ~Christmas Light~
10 más tarde
Aquél recuerdo había llegado pronto a la cabeza del joven que, ahora estaba sentado enfrente de esa casa llena de manchas negras. Estaba en la banqueta de su propia casa donde, su actual novia lo esperaba para pasar la víspera juntos.
En su espacio podía sentirse la desolación, todo era culpa de una simple noche de Navidad… Ya no estaba con ella, y eso lo lastimaba desde hace años.
Se sentía mal… Ya había pasado una larga década después de que la vio.
La novia desesperada, decidió irse… Estaba algo cansada de verlo así. Tenía una reunión con viejos amigos, así que salió de la casa del joven para despedirse.
-Me voy… Disculpa que no me quede, tengo otros asuntos
-No te preocupes, de todos modos no pensaba hacer nada este año.
-No te pongas así… ¿No puedes sólo olvidarlo?
-Es que, es difícil, amor… Perdona si te hago sentir mal
-No me pidas perdón, no tienes razón… Cuídate mucho…-- volteó a ver la casa de enfrente, miró dentro de la ventana. Había un hombre viejo sentado en su comedor, inmóvil. Se veía triste, tenía una cara parecida a la de su novio “pobre hombre…” pensó ella—Oye…
-¿Qué sucede?—seguía con la mirada sobre la ventana de esa casa, miraba la misma escena que ella.
-Tal vez, este año sea diferente… Debes enfrentarte a la realidad, no puedes quedarte aquí. Aquél hombre sabe cómo te sientes ¿ o no?
-Sí, era su padre.
-Exacto, puedes ir, tocar su puerta y hablar con él, tal vez hoy, fin de año, puedas pasarlo bien con alguien más.
-Tal vez…- dijo, con cara de hipnotizado.
-Bien, corazón. Cuídate mucho, y Feliz Año Nuevo—se despidió de él, agachándose un poco para besarle la frente y después caminó a su auto para así, encaminarse a su reunión.
Ella no podía dejar de lado su reunión, hacía mucho que no veía a esos amigos y además, juró ir “llueva, truene o relampaguee, yo iré” dijo aquella vez…
Pero tampoco tenía muchas ganas de dejar solo a su novio. Ya habían hablado de ese accidente, ella ya le había preguntado si deseaba ir, pero él dijo que no, que no se sentía bien si había tantas personas con él, así que ella respetó su decisión. Aún así, estaba cansada de verlo cada año, desde el día de la Víspera de Navidad hasta el 19 de enero del siguiente año, sentado dondequiera pero en el suelo, con las manos en la cara, ojos hinchados y rojos, la nariz escurriendo y a su lado tres paquetes de pañuelos para limpiarse…
Arrancó el motor de aquella carcacha y se fue, dejándolo solo.
Él pensaba que ella tenía razón… Pero no sabía cómo hablarle de nuevo a ese hombre, su vecino. Desde aquél incendio provocado por unas chispitas de las luces de colores, los había dejado a todos mal heridos…
La esposa del señor había fallecido con su hija… Quedando así tres integrantes vivos, ese día, en la casa: él, el padre y su, apenas un año, ya fallecida tía abuela.
“El mundo está lleno de muerte y dolor… A veces creo que la gente sólo viene a morir y no cumple nada” pensó con el ceño fruncido.
“Aún no cae nieve… No cae nieve para mí desde aquél día. Cada vez que espero a que ésta llegue, ya no siento que sean épocas prósperas decembrinas.” Seguía metido en sus pensamientos. Mientras el congelado viento le golpeaba la cara y hacía que sus cabellos flotaran, pareciera que quisieran desprenderse de su cabeza.
Gracias al viento, llegó volando un volante algo maltratado… Lo leyó
ESTA NOCHE ES DE FIESTA
El día 31 de diciembre habrá un gran evento en la calle Oxford… No falten. Habrá también juegos para toda su familia, para estar con los amigos, no puedes venir sólo, el día de año nuevo se festeja a lo grande.
-Oh, parece que todos se divertirán allá… Tal vez deba ir…- se dijo a sí mismo, tratando de olvidar, por primera vez, lo del accidente.
“Lleva a tu vecino!, está igual de solo que tú” le dijo su cabeza…
Y sin pensarlo dos veces, se dispuso a levantarse del asfalto, caminar unos metros y tocar por primera ocasión en la década aquella puerta manchada de hollín.
Toc, toc , toc
¿Quién es? Dijo una grave voz desde dentro de la casa.
-Buenas tardes señor, soy su vecino de enfrente…- dijo con un poco de optimismo al recordar la voz de aquél buen hombre que una noche los invitó a una deliciosa cena, olvidando por segunda ocasión lo sucedido.
Pase… Pase- dijo el solitario dentro de la casa.
Estaba un poco nervioso, realmente no sabía si las manos le temblaban del cruel frío de ahí afuera, o de nervios. Aún así, giró el picaporte de la puerta y caminó hacia dentro.
Inmediatamente chocó con él.
El hombre mayor esperaba justo detrás de la puerta.
-Bu- buenas tardes, señor- repitió el joven con una sonrisa algo fingida, pero no porque no quisiera sonreír a su vecino, sino que no sentía ganas de hacerlo, aún se sentía triste.
-buenas…- le respondió igual.-- ¿Qué te trae por aquí muchacho?, ya nadie viene a visitarme
-¿Es esa la razón de que su casa no esté adornada?
-No, claro que no. Pero… tampoco la tuya estuvo adornada por años jovencito—dijo el mayor evitando las evidencias de que aún se sentía deprimido
-Pero este año sí…
-Sí, ya lo noté… Bueno, realmente no importa, pasa muchacho, calenté un poco de agua.
-Gracias…
Llegaron a la sala y el menor se sentó esperando paciente al vecino para que trajera las tazas con té caliente.
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