1 ene 2011

*But I Can´t Believe she's Gone*(final)

Parte III ~Maybe they’ll bring her back to me~



El muchacho miraba la casa, se vía realmente diferente sin adornos coloridos representado la Navidad, la pared del comedor, contiguo a la sala, estaba aún con ese peculiar color salmón, pero en gran parte había un severo tono oscuro justo en el lugar donde el incendio comenzó
“Tal vez no adorne porque tema que suceda lo mismo que ese día” pensaba




-Toma, hijo- interrumpió los pensamientos del joven
-OH, gracias- respondió tomando su taza con una cuchara, se sentía en confianza, algo que jamás pensó sentir. Tuvo ganas de bromear un poco, en esos momentos se sentía bien—Oh, ya no bebe ponche en diciembre…
-je, no… La realidad es que, no sé hacerlo- contestó a la broma del menor y soltó una leve risita—Bien, ¿y qué te animó a tocar mi puerta?
-Am, pues verá, señor. Últimamente he observado su hogar, esta demacrado igual que usted…
-igual que tú…- interrumpió el mayor
-Sí… eso creo


Ambos comenzaban a tener los rostros algo tensos al recordar al mismo tiempo la terrible destrucción de la casa y sus propios corazones


-Creo que debemos hacer algo más que sentarnos solos y recordar malos ratos
-¿Qué malos ratos? Yo no estoy solo…- el hombre mayor siempre fue un poco testarudo y no quería reconocer que también estaba metido en una gran depresión
-Vamos, hombre, sabemos que los dos estamos tristes por ellas…

Al mencionado se le cristalizaron los ojos, pero no era la primera vez que lloraba… Hubo muchas noches en que también necesitó más de tres paquetes de pañuelos.
 -Tienes razón…- su voz se quebró—Creo que debemos seguir ¿no?
-Sí, incluso puede usted intentar adornar su casa de nuevo, sólo para traer un poco de felicidad a este lugar- dijo el joven mientras miraba al techo y alrededor de él, notando que realmente la casa que una vez fue hermosa, gracias a la mujer que adornaba, ahora se veía muy mal
-Sí, pero sé que aún así las extrañaré. Mi esposa de fue así sin despedir…Mi hija también… Oh mi pequeña- decía entre sollozos—Extraño tomar su carita y besar su frente, amaba cómo tomaba ella mi rostro y también lo besaba… Extraño sentir sus manitas sobre la mia mientras sentía la textura de mi piel. Amaba los labios de mi mujer después de llegar del trabajo… Extraño a mi esposa y a mi hija…
-Era hermosa- interrumpió esta vez el joven, quien tenía una leve curva hacia arriba en la comisura de sus labios.
-¿Tu también la extrañas?
-Señor, con todo el respeto que se merece usted y la memoria de su hija, pero ¿nunca se dio cuenta de que ella era y aún es mi todo?
-Un poco, pero creí que era una ligera obsesión de cualquier chiquillo
-Oh, bien… Realmente no importa mucho, lo más importante aquí, es nuestra felicidad… Últimamente he estado pensando y reflexionando, pero no podemos quedarnos varados en recuerdos, al fin de cuentas sabemos que están mejor


El hombre mayor sólo escuchaba al joven que, alguna vez quiso como hijo… Asentía cada vez que estaba de acuerdo
-Bien pongamos manos a la obra y adornemos este tétrico lugar ¿sale?- al parecer las palabras del menor le habían dado un toque de optimismo y alegría
-Bien


Fueron al Sótano de la casa y encontraron los adornos…


Terminaron después de una larga hora y media, pues no eran expertos
  Cada adorno representaba aquella tarde-noche para ellos un recuerdo bueno, para así, cubrir el hollín, que entes caso era la vaga y mala memoria de la muerte de sus amadas.


Por último, pusieron un nuevo árbol navideño, de plástico. Esto fue un reto muy grande para ambos, pues no era el mismo árbol de hace una década pero aun así les traía ese horrible sentimiento de pérdida.






Flashback


-¿Qué es eso?- preguntó la anciana sentada en la sala de la familia—hay mucha luz
-¿en donde señora mía?- dijo el hombre de la casa, miró hacia donde un gran árbol se llenaba de luz, pero no de la serie de luces que había sido puesta como adorno, sino de una cegadora luz de fuego.—Por dios, salgamos de aquí…
  El hombre quiso ayudar a su vieja vecina salir de ahí, la cargó en sus brazos pues ella ya no caminaba rápido, el sobrino-nieto de la anciana caminaba detrás de ellos…


  Todo parecía estar bien ya que ellos tres estaban afuera sin algún rasguño. De pronto un grito desgarrador se escuchó
  -Maldita sea!, Mi esposa e hija están ahí—el hombre de la casa entró de nuevo para salvar a sus dos mujeres. Como todo se quemaba bastante rápido, los gigantescos libreros y cajones caían justo en su camino, lo cual, lo llevo a darse cuenta de que ya era tarde para salvarle la vida a su esposa e hija…


  El niño se enteró de esto y comenzó a lloriquear como si alguien le hubiera dado un buen golpe en el estómago. La anciana que lo cuidaba no lograba entender, pues ya casi no era consciente de lo que sucedía, era muy grande de edad.


¡No! ¡por favor! ¡Dios Mío, regrésame a mis amores! ¡No te las lleves así!! ¡las necesito!! Gritaba el hombre quien estaba arrodillado fuera de su casa…






Muy tarde llegaron los bomberos, no esperaban nada nuevo ese año en Navidad, creyeron que aquella llamada había sido una broma. Pero ahora están más que arrepentidos.
Lograron apagar el incendio antes de que toda la casa fuera destruida por el fuego, pero ningún potente chorro lograría apagar el gran dolor que el niño y el hombre sentían…






Fin de flashback






-Diablos… que… difícil- dijo el joven mientras acomodaba el árbol
--Sí… mucho




Terminaron de adornarlo; habían puesto esferas, muñequitos, un poco de escarcha y en la copa la correspondiente estrella… Sólo faltaban, las luces de colores.


-No… n-no puedo… hazlo tú- pidió el adulto mayor al muchacho
-Mejor… los dos
 Se pusieron de acuerdo y fueron acomodando, foquito por foquito en cada lugar del follaje plástico del árbol.


-Listo- dijeron al unísono
Y luego, con mucho temor, encendieron la serie de luces de colores.


Apagaron los focos de las otras habitaciones y se dedicaron a disfrutar unos minutos de la luminosidad perfecta que daba aquel árbol, se sentaron en el piso de la casa cerca del árbol navideño…


  Afuera había llegado un pequeño grupo de niños que cantaban villancicos.
  Estaban reconfortados los dos.
“Oh, las luces navideñas, tal vez me la traigan de vuelta…”
Sentían la presencia de aquellas dos, en la casa. El muchacho escuchaba la pequeña voz de su amiga vecina, el adulto escuchaba la de su esposa. Podían olerlas, podían sentir que los rozaban.


“Oh, luces de navidad, siguen alumbrando”


Lloraban de alegría. No sabían qué hacer, así que una rara fuerza los obligó a abrazarse. Eran compañeros de dolor, pero también de recuerdos…


“Tal vez todos mis problemas habrán desaparecido…Oh, esas luces navideñas siguen alumbrando, tal vez la traigan de vuelta a mí…”


Grandes campanadas de la iglesia cercana comenzaron a sonar. Ya eran las once de la noche… Sólo faltaba una hora para el conteo de regreso a las doce en punto y sería año nuevo.


Ambos se levantaron, encendieron las luces y el joven le mostró el volante de la gran fiesta de la calle Oxford. Sin pensarlo, el adulto mayor, tomó su vieja bufanda y salieron hacia donde aquella fiesta se encontraba…






10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… FELIZ AÑO NUEVO!!






Gritaron todos en armonía y ellos dos se fundieron en un abrazo fraternal.



No hay comentarios: