Esta noche, la pálida piel de su esposo se veía hermosa en los ojos de Jamia. Esta noche era el momento perfecto para cobrar venganza.*
Ella lo abrazaba debajo de las sábanas, él intuía que algo no andaba bien… Estaba insistente en querer salir del colchón para “revisar” la casa y de paso el sótano…
Jamia sabía ya la razón de su necedad de bajar al sótano, pero ella lo dejó sin más desprenderse de su cuerpo para así ponerse la piyama y salir por la puerta de la habitación.
Entonces Frank abrió la puerta de aquél sótano baldío. Buscó las notas de su amante y él, pero su fatiga fue en vano… Movió los viejos muebles que estaban ahí preguntándose si fue Gerard quién las escondió mejor. Pero tampoco sirvió.
Jamia lo miraba actuar desde el marco de la puerta sin que éste se diera cuenta de su femenina presencia. Estaba llena de rabia y celos combinados, una muy mala combinación en una mujer que ha estado perdidamente enamorada durante seis años. Estaba ya preparada, si Frank no la quería como se debía, entonces su marido no debía querer a nadie más...
Entonces cuando Frank comenzaba a desistir de su búsqueda por aquellos cursis manuscritos pequeños, se dirigió a la puerta y fue ahí donde vio a su mujer en su bata de seda con algo en la mano.
La expresión que hizo Frank al saber que había sido descubierto, le hizo gracia a su esposa quien estaba ya decidida-incluso desde un mes antes—a acabar con aquella mentira. No pensó en lo que sucedería en un futuro, ella solo actuó…
Caminó hacia él entre la penumbra del lugar. Su esposo la miraba lleno de temor y sus piernas estaban paralizadas por lo mismo. Ella estaba dentro de un trance de locura cegadora que no la dejaba pensar en sus acciones… Acciones que lamentaría… o tal vez no.
Llegó con él y lo tomó del cuello de su playera, lo jaló hasta llegar a una mesa alta de madera y ahí lo acostó, Frank sólo la seguía por el miedo y gemía de dolor.
-¿¡Qué me vas a hacer!?- Preguntó desesperado.
Ella en respuesta le quitó las ropas dejándolo en ropa interior.
Después ella comenzó a hacer preguntas:
-¿Dónde habías estado amor?, sabes? Te he extrañado tanto durante el largo tiempo que te la pasabas revolcándote a mis espaldas con ese cantante pelirrojo. ¿Qué dices? Oh dios, yo también te amo corazón. Pero ¿sabes qué? Estoy harta de que me mientas querido… Siempre lo hiciste mientras yo tenía que cuidar de ellas—dijo esto último moviendo los ojos hacia arriba en forma de señalamiento al cuarto de sus hijas-- ¿y, te importó mi amor y mi trabajo? No. Nunca te interesó… siempre te divertías junto con él, ustedes dos nos mintieron mientras nos moríamos de ansias por estas con ustedes y ¿Qué sucedía? Coincidentemente llegaban “muy” agotados del “trabajo”.
Frank no sabía que decir para calmar a su mujer, pues lo tenía atrapado de las manos y pies. Estaba encima de él quitándole libertad de moverse, el pobre temblaba de frío. Abría los ojos de pavor cada vez que ella acercaba su mano a su desnudo pecho. Ella imponía una fuerza tremenda sobre su esposo aquella noche.
Después ella se dispuso a besarle los labios… Y cuando logró que confiara en ella. Frank sintió que algo frío le atravesaba el pecho, con fuerza traspasaba sus costillas llegando así al corazón…
El pobre agonizaba de dolor. Casi no respiraba, y antes de que su último aliento llegara ella susurró tiernamente y llena de lágrimas en su oído… “Buenas noches querido…”
Buenas noches, querido fue casi lo último que escuchó aquella fría noche después de haber amado tanto a su colega, después de haber adorado tanto a sus hijas y esposa.
Después todo quedó en silencio… y entonces escucharon un cuchicheo desde la oscuridad.
Una pequeña sombra se acercaba a ellos y Frank logró mirarla…
-Mami, ¿Por qué papa llora?- dijo la voz que después fue acompañada por otra parecida
-¿Por qué papi tiene esa mancha roja en su cuerpo?- dijo la otra.
Y luego dijeron al unísono
-Mami, papi, tengo miedo…
La primera voz añadió:-- Allá afuera esta el tío Gerard, espera a mi papi.
La segunda preguntó siguiendo lo que había iniciado la primera:-- ¿Por qué no dejas salir a mi papá?
Las hijas habían seguido a su madre en aquel sangriento encuentro con su marido. Habían visto lo que su madre le hizo a su héroe, habían también escuchado las atrocidades que ella le decía.
Se acercaron cautelosamente a su padre observando con detenimiento y miedo aquella “simple mancha” en su cuerpo… Le besaron cada una su mejilla y éste sonrió para después cerrar sus ojos por siempre.
--Mami, ¿Por qué duerme mi padre?
--Sí mamá, ¿Por qué? Creí que estaban jugando y que no dormirían esta noche.
-- No está dormido niñas… Váyanse a su habitación de inmediato.
-¿Qué le sucede a mi papa?
-- ¿Por qué sangra?
Volvieron a hablar juntas:-- ¿Por qué no respira?
-Mamá—dijo la primera
-¿Qué quieres Cherry?
-¿Qué le sucede a mi papá?—repitió
La mujer no lograba responder a las horribles preguntas de sus niñas.
-Mami—la llamó en esta ocasión la otra
-¿Qué… que quieres Lily?—dijo entre sollozos al darse cuenta de la atrocidad que había logrado con aquél cuchillo de cocina enterrándolo en justo en el corazón de su marido… Las lagrimas seguían saliendo
-Mami, ¿Por qué lloras?—preguntó Cherry
-¿acaso papá ya no quiere jugar contigo?—siguió Su hermana, Lily
-Denle las buenas noches a su padre y regresen a la cama… Hace frío…- les respondió amargamente evitando sus preguntas, mientras las dos se tomaban de la mano sin saber exactamente lo que había sucedido y se encaminaban a la casa.
-Creo que mamá y papá estarán enojados si se dan cuenta que el tío Gerard entró a casa sin avisar.
-Tal vez hermana. Pero tenemos que dormir…
-Cherry
-¿sí?
-Tengo miedo hoy.- le dijo abrazándola
-No te preocupes pequeña. Somos hermanas y siempre te cuidaré—respondió dándole un beso en la cabeza.
El Tío Gerard les abrió la puerta de su casa y les dio su beso de buenas noches, ya había estado jugando un rato con ellas y era hora de dormir “Buenas noches lindas” les dijo mientras las seguía hasta su habitación y se encaminó al sótano donde su amante, se suponía, lo estaba esperando.
Las pequeñas gemelas se abrazaron lo más fuerte que pudieron,pues aquella noche se podía oler el miedo en cada rincón de aquella casa. Intuían que algo sucedería, eran hermanas y prometieron cuidarse por siempre una a la otra...Se quedaron en silencio y cerraron los ojos esperando lo peor
... un disparo se oyó haciendo que los pequeños cuervos que se paraban siempre de noche sobre el árbol gigante que colindaba con la ventana de las niñas, comenzaran a graznar incesantes y tomaran vuelo.
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16 dic 2010
15 dic 2010
=Goodnight, Darling=(parte 1)
Aquella noche se veía diferente. Su esposo no era el mismo de antes, ella sabía que algo pasaba pero no se atrevió a preguntar, nunca lo hizo… Es por eso que ahora Frank, trataba insistentemente en respirar.
La sombra de su perfecto perfil estaba trazada gracias a la luz lunar que se colaba por la ventana de la habitación. Jamia lo amaba, siempre lo hizo, pero esta noche se olía el miedo de un lado y la atracción por el otro.
Amaba todo de él. Amaba como la comisura de sus labios siempre se curvaba hacia arriba formando una linda sonrisa cada vez que se veían, amaba el sabor se sus rosados labios y aquél aliento a cigarrillo y café, combinados, después de un día de trabajo. Amaba que él se preocupara por ella siempre que sufría, en muy pocas ocasiones, un mareo horrible… Amaba cómo, al despertar, abrazaba al par de hermosas hijas que tenían y les daba un tierno beso mostrando el amor que les tenía. Realmente lo amaba…
Ella sabía que Frank tenía aún en la cabeza ese romance con su colega Gerard Way. Sabía que algo seguía mal sobre esa situación. Sabía que algo como esto sucedería si su esposo no paraba aquella situación.
Way. Con sólo recordar el sonido de aquel apellido, le dan nauseas. Ella estaba celosa de aquel pelirrojo que varios años atrás, le sobaba la espalda a su ahora esposo, insinuando que quería algo mas con él. Había estado furiosa muchas veces al entrar a la web y ver que aún seguían viéndose aquellos viejos videos de su extraño romance… Alguna vez le tuvo afecto al marido de su amiga Linz, pero ninguna de las dos estuvo de acuerdo con aquello que hacían en los escenarios mucho tiempo atrás, aquello que sus fans llamaban “Frerard” al verlos besarse y darse caricias de extraño afecto. Es por ello que LynZ decidió terminar con eso pronto; un buen día ella le reclamó a Gerard por todo aquello que hizo alguna vez, éste, se sintió tan apenado que prometió nunca volver a aquello de su rara atracción hacia Frank. Todo esto pasó hacia tres años.
Y al parecer había funcionado, pues cuando regresaron a los escenarios, jamás se veían a los ojos como lo hacían antes. Frank solo miraba a su esposa como la única en el mundo, y Way hacia lo mismo con la suya. Todo estaba en paz. De alguna manera Jamia tenía razón en sentir aquellos celos horribles hacia Gerard, pues Frank ya era su amado esposo, era suyo y nada más. Nadie más que no fuera ella podía besarlo en las calles. Estaba sumamente enamorada de él, jamás deseó lastimarlo. Sabía que era un hombre bueno, que era buen amigo, buen amante, buen padre, buen esposo… en fin, era el hombre perfecto para ella. Sabía que la amaba también.
Después de aquella última pelea sobre “Frerard” (recordando que sucedió hace tiempo), Gerard ya casi no iba a visitarlos a la casa. Siempre que Cherry y Lily deseaban jugar con su “prima” Bandit, era LynZ quien la llevaba. Siempre llegaba con aires de felicidad, saludando a la familia Iero, luego tomaba un café con ellos dos mientras sus hijas jugaban afuera. Nada raro, solo que… había veces en las que Jamia extrañaba un poco el buen humor de Gerard Way.
Un buen día, en la mañana, Jamia se dio cuenta que algo pasaba con su marido. Sabía que algo no encajaba hoy. Estaba nervioso, nunca lo había visto así. Frank evitaba la mirada de su mujer, pues ella sabía que a veces, no era un buen mentiroso.
-¿Qué tienes amor?- preguntó ella en su oído
-Nada… Yo… nada. No me pasa nada querida. Todo está perfecto- respondió y luego le dio un sorbo a su café.
-Bien… Espero no regreses tarde hoy, tengo una sorpresa para ti…- le dijo ella con un tono tan sensual que hizo que Frank soltara su taza de café y que ésta golpeara con la mesa.
Acabado esto, él se dispuso a salir de la casa y trabajar en su tienda de ropa. Pero antes de eso, decidió visitar el viejo sótano. Algo raro, pues le temía a ese lugar desde que se mudaron a esa casa, él siempre le pedía a Jamia que bajara con él por eso, a ella le parecía un tierno niño cuando comenzaba a suplicarle.
Ella decidió no hacer mucho caso a esto último y se fue indiferentemente a despertar a sus pequeñas hijas de seis años para que fueran a la escuela. Las vistió, les dio de desayunar y las metió al auto.
Regresó a casa con aquella inquietud del sótano y Frank. Decidió ver qué era lo que había hecho bajar a su esposo a ese lúgubre lugar.
Antes de entrar encontró lo que buscaba: en la puerta había una nota para él. Y luego se veía que su esposo había respondido a esa misteriosa nota, dejando un pedazo de papel en el marco de la puerta en la parte superior.
Ella leyó… y se llevó con la ingrata sorpresa de que eran para él de parte de… Gerard Way
Entró al sótano encontrándose con miles de notas provenientes de los dos. Algunas tenían aquella frase tan falsa “Te amo”, otras muchas tenían corazones dibujados, esas eran las de Way. Así que esos dos habían seguido con eso a escondidas.
Jamia estallaba de rabia cada vez que veía las notas de su esposo sabiendo que esas palabras que escribía, no eran ni serían nunca para ella, todo el amor era para Gerard, era esta, la única razón, por la cual ella soñaba que asesinaba al ex amante de Frank, era por esto que a veces ella no deseaba que las dos mujeres Way los visitaran, tenía que terminar en serio con esto, pero… no sabía cómo…
***
Después ella regresó a su casa tratando de olvidar la furia que sentía al saber que su marido sí era un mentiroso. Tenía ganas de gritar de enojo, de golpear todo lo que viera a su paso. Pero luego decidió calmarse, esperando que su marido llegara con bien del trabajo y así tomarlo por sorpresa…
Ella le dio indirectas durante un largo mes, tratando de medir cuanto podría Frank aguantar la culpa. Esas indirectas fueron sorpresivamente, evadidas muy bien por él…
Así que terminando el mes de Noviembre, en su cumpleaños, ella quiso darle un fin real a todo eso, porque ella lo amaba desenfrenadamente…
Esta noche, la pálida piel de su esposo se veía hermosa en los ojos de Jamia. Esta noche era el momento perfecto para cobrar venganza.
La sombra de su perfecto perfil estaba trazada gracias a la luz lunar que se colaba por la ventana de la habitación. Jamia lo amaba, siempre lo hizo, pero esta noche se olía el miedo de un lado y la atracción por el otro.
Amaba todo de él. Amaba como la comisura de sus labios siempre se curvaba hacia arriba formando una linda sonrisa cada vez que se veían, amaba el sabor se sus rosados labios y aquél aliento a cigarrillo y café, combinados, después de un día de trabajo. Amaba que él se preocupara por ella siempre que sufría, en muy pocas ocasiones, un mareo horrible… Amaba cómo, al despertar, abrazaba al par de hermosas hijas que tenían y les daba un tierno beso mostrando el amor que les tenía. Realmente lo amaba…
Ella sabía que Frank tenía aún en la cabeza ese romance con su colega Gerard Way. Sabía que algo seguía mal sobre esa situación. Sabía que algo como esto sucedería si su esposo no paraba aquella situación.
Way. Con sólo recordar el sonido de aquel apellido, le dan nauseas. Ella estaba celosa de aquel pelirrojo que varios años atrás, le sobaba la espalda a su ahora esposo, insinuando que quería algo mas con él. Había estado furiosa muchas veces al entrar a la web y ver que aún seguían viéndose aquellos viejos videos de su extraño romance… Alguna vez le tuvo afecto al marido de su amiga Linz, pero ninguna de las dos estuvo de acuerdo con aquello que hacían en los escenarios mucho tiempo atrás, aquello que sus fans llamaban “Frerard” al verlos besarse y darse caricias de extraño afecto. Es por ello que LynZ decidió terminar con eso pronto; un buen día ella le reclamó a Gerard por todo aquello que hizo alguna vez, éste, se sintió tan apenado que prometió nunca volver a aquello de su rara atracción hacia Frank. Todo esto pasó hacia tres años.
Y al parecer había funcionado, pues cuando regresaron a los escenarios, jamás se veían a los ojos como lo hacían antes. Frank solo miraba a su esposa como la única en el mundo, y Way hacia lo mismo con la suya. Todo estaba en paz. De alguna manera Jamia tenía razón en sentir aquellos celos horribles hacia Gerard, pues Frank ya era su amado esposo, era suyo y nada más. Nadie más que no fuera ella podía besarlo en las calles. Estaba sumamente enamorada de él, jamás deseó lastimarlo. Sabía que era un hombre bueno, que era buen amigo, buen amante, buen padre, buen esposo… en fin, era el hombre perfecto para ella. Sabía que la amaba también.
Después de aquella última pelea sobre “Frerard” (recordando que sucedió hace tiempo), Gerard ya casi no iba a visitarlos a la casa. Siempre que Cherry y Lily deseaban jugar con su “prima” Bandit, era LynZ quien la llevaba. Siempre llegaba con aires de felicidad, saludando a la familia Iero, luego tomaba un café con ellos dos mientras sus hijas jugaban afuera. Nada raro, solo que… había veces en las que Jamia extrañaba un poco el buen humor de Gerard Way.
Un buen día, en la mañana, Jamia se dio cuenta que algo pasaba con su marido. Sabía que algo no encajaba hoy. Estaba nervioso, nunca lo había visto así. Frank evitaba la mirada de su mujer, pues ella sabía que a veces, no era un buen mentiroso.
-¿Qué tienes amor?- preguntó ella en su oído
-Nada… Yo… nada. No me pasa nada querida. Todo está perfecto- respondió y luego le dio un sorbo a su café.
-Bien… Espero no regreses tarde hoy, tengo una sorpresa para ti…- le dijo ella con un tono tan sensual que hizo que Frank soltara su taza de café y que ésta golpeara con la mesa.
Acabado esto, él se dispuso a salir de la casa y trabajar en su tienda de ropa. Pero antes de eso, decidió visitar el viejo sótano. Algo raro, pues le temía a ese lugar desde que se mudaron a esa casa, él siempre le pedía a Jamia que bajara con él por eso, a ella le parecía un tierno niño cuando comenzaba a suplicarle.
Ella decidió no hacer mucho caso a esto último y se fue indiferentemente a despertar a sus pequeñas hijas de seis años para que fueran a la escuela. Las vistió, les dio de desayunar y las metió al auto.
Regresó a casa con aquella inquietud del sótano y Frank. Decidió ver qué era lo que había hecho bajar a su esposo a ese lúgubre lugar.
Antes de entrar encontró lo que buscaba: en la puerta había una nota para él. Y luego se veía que su esposo había respondido a esa misteriosa nota, dejando un pedazo de papel en el marco de la puerta en la parte superior.
Ella leyó… y se llevó con la ingrata sorpresa de que eran para él de parte de… Gerard Way
Entró al sótano encontrándose con miles de notas provenientes de los dos. Algunas tenían aquella frase tan falsa “Te amo”, otras muchas tenían corazones dibujados, esas eran las de Way. Así que esos dos habían seguido con eso a escondidas.
Jamia estallaba de rabia cada vez que veía las notas de su esposo sabiendo que esas palabras que escribía, no eran ni serían nunca para ella, todo el amor era para Gerard, era esta, la única razón, por la cual ella soñaba que asesinaba al ex amante de Frank, era por esto que a veces ella no deseaba que las dos mujeres Way los visitaran, tenía que terminar en serio con esto, pero… no sabía cómo…
***
Después ella regresó a su casa tratando de olvidar la furia que sentía al saber que su marido sí era un mentiroso. Tenía ganas de gritar de enojo, de golpear todo lo que viera a su paso. Pero luego decidió calmarse, esperando que su marido llegara con bien del trabajo y así tomarlo por sorpresa…
Ella le dio indirectas durante un largo mes, tratando de medir cuanto podría Frank aguantar la culpa. Esas indirectas fueron sorpresivamente, evadidas muy bien por él…
Así que terminando el mes de Noviembre, en su cumpleaños, ella quiso darle un fin real a todo eso, porque ella lo amaba desenfrenadamente…
Esta noche, la pálida piel de su esposo se veía hermosa en los ojos de Jamia. Esta noche era el momento perfecto para cobrar venganza.
12 dic 2010
...Amigo, te fuiste sin despedir...
Él y yo eramos los mejores amigos desde que se mudó hace un año...
Teníamos aventuras de todo tipo... Teníamos solo diez años.
Encontramos varios personajes en nuestro propio mundo, un mundo al que nadie mas que nosotros podía entrar. El mundo que cualquier niño de nuestra edad hubiera querido tener, el mundo al que no temía... A comparación de mi vida real.
Mi Frank y yo, tuvimos grandes hazañas que cumplir, fuimos los heroes y escritores de nuestra propia historia en el mundo al que nos aferramos...
Este mundo, era perfecto para mí, ahi podiamos lograr lo que nos propusieramos, teniamos poderes muy fuertes, teníamos trajes especiales para no ser identificados por el enemigo.
En fin, tuvimos tantas cosas que si contara, esto se haría talvez aburrido de leer.
Una vez, un compañero me invitó a una librería.... Yo acepté, pero olvidé invitar a mi mejor amigo, a mi confidente de aventuras cofundador de nuestro mundo...Frank... ¿como llegué a olvidarme de él? Pues no losé... Lo se que me la pasé muy bien con mi compañero... Me fuí, pero mis padres no estaban, así que decidí dejar una nota diciendo que su madre nos llevaría y que iba a llegar temprano...
El tiempo se fué volando, y yo seguía sin recordar a mí amigo...
*
Llegué a casa despidiendome de la madre del compañero que me invitó a la librería...
Entré a casa... Mi madre lloraba... Mi padre se veía tenso, mi hermano menor, Mikey sentado en la sala solo me volteó a ver con ojos llenos de fuego...
-¿que pasa?
-Ay, hijo!! Nos asustaste!! - dijo mamá secandose las lagrimas y dirigiendose hacia mí para despues darme un fuerte abrazo de alivio...
-¿donde diablos estabas?- pregunta Mikey
- dejé una nota diciendo que iba con mi compañero a una librería, su madre nos llevó... Incluso dejé su telefono celular...- contesté confuso...
-¿donde la dejaste tonto?- Vuelve a pregunta mi hermano menor revolviendo todo en el escritorio con euforia y desesperación
- En tu escritorio tonto!... En el escritorio de la sala no!! ¬¬ ¿porque tan preocupados?
-Mira, acabamos de saber que algo le pasó a tu amigo, Frank... el que se acaba de mudar al vecindario...
-¿que le paso?...
Todos se quedaron mudos. Nadie respondió mi pregunta en es instante. Una punzada en el estómago me lastimaba, me avisaba que algo no iba nada bien
-Mira, Gerard. Hijo, no es muy fácil explicar esto... Pero mañana daremos el pésame a sus padres...- por fin habló mi padre, pero con un voz forzada...
-Esque, él se cayó de lo alto del árbol donde ustedes jugaban... - a mi madre se le quebró la voz al final...
-¿que?...
NO sabía qué decir... es imposible, mi confidente amigo no puede... irse sin despedirse...
Eran las cinco de la tarde, uf, si que pasé un largo rato ahí...
Decidí correr a nuestro lugar... Al lugar donde todo era posible para nosotros... Donde nada moría y todo se llenaba de color ante nuestra llegada... Nuestro mundo...
Mamá gritaba mi nombre mientras yo salia disparado de la puerta de mi casa...
Legué ahí...
Estaba oscuro, mas de lo normal. Encontré que en efecto, una rama del árbol estaba rota... "Pero si esta rama era gruesa cómo pudo romperse con el peso ligero de alguien como mi amigo?." pensé...
Ya casi no recuerdo lo que sucedió... solo sé que comenzaron a rodar gordas lagrimas sobre mis frías mejillas... Comenzó a llover y sólo quería estar cerca del recuerdo... Así que me acosté en las salientes raíces del gran arbol que llenaban mis sueños antes de hoy... Llovía a cantaros... Pero no me importaba, las lagrimas casi no se sentían con esas gotas de lluvia en mi rostro.
Tiempo después, escuché la voz de mi entendedor padre susurrandome que me calmara... Que debía regresar a casa... Que mi Frank era el amigo mas fiel que hubiera conocido... Me tomó de los hombros, yo aún no abría mis ojos solo escuchaba y sentía sin ver. Me acomodó en su regazo tan acogedor, y me abrazó...
Dejó de llover, y aún sentía que gotas caían en mi rostro... aún sentía los brazos de papá a mi alrededor... Yo seguía sin poder abrir mis ojos. ¿que sucede?...
-Papá, porqué cane gotas en mi cara?- pregunté a mi adulto protector... El solo suspira
- no pasa nada pequeño... sólo, saco lo que siento...-
Sí, papá lloraba conmigo,pero yo sabía que los hombres no lloraban, o al menos eso es lo que siempre me hicieron creer.
-él no va a regresar ¿cierto?... Todo es mi culpa...- dije rompiendo el silencio que la naturaleza del arbol nos daba entre balcuceos aun sin abrir mis ojos..
-sh... shh... No es culpa de nadie...
-sí es mi culpa!, de no haberlo invitado a la librería, él no hubiera optado por venir a nuestro lugar y asi no se hubiera caído...- comienzo a llorar de nuevo... No puedo dejar de soltar lagrimas... No puedo dejar de imaginarme la escena donde mi mejor amigo cae de este maldito arbol...
-no es tu culpa corazón...
-¿crees que llegue al Cielo?
-Claro que llegará...
-que bien, así yo ire al infierno por ser tan egoista...
-No Pequeño Gee, nadie ira al infierno... Tú fuiste amigo de él y eso te hace valioso, mucho. No es culpa de nadie esto...-¿entonces no regresara?
-.... Lo querías mucho verdad?-
Contestó papá evitando mi pregunta... Lo entiendo, es dificl explicarle a un chiquillo de diez años sobre la muerte y más cuando se presenta de una manera tan cercana,...
-papá... ya sé que no estará aquí... Pero no quería que se fuera... y menos sin avisarme...
-Mira, solo revive las felices memorias con él. Así estará contigo todo el tiempo...
.
Teníamos aventuras de todo tipo... Teníamos solo diez años.
Encontramos varios personajes en nuestro propio mundo, un mundo al que nadie mas que nosotros podía entrar. El mundo que cualquier niño de nuestra edad hubiera querido tener, el mundo al que no temía... A comparación de mi vida real.
Mi Frank y yo, tuvimos grandes hazañas que cumplir, fuimos los heroes y escritores de nuestra propia historia en el mundo al que nos aferramos...
Este mundo, era perfecto para mí, ahi podiamos lograr lo que nos propusieramos, teniamos poderes muy fuertes, teníamos trajes especiales para no ser identificados por el enemigo.
En fin, tuvimos tantas cosas que si contara, esto se haría talvez aburrido de leer.
Una vez, un compañero me invitó a una librería.... Yo acepté, pero olvidé invitar a mi mejor amigo, a mi confidente de aventuras cofundador de nuestro mundo...Frank... ¿como llegué a olvidarme de él? Pues no losé... Lo se que me la pasé muy bien con mi compañero... Me fuí, pero mis padres no estaban, así que decidí dejar una nota diciendo que su madre nos llevaría y que iba a llegar temprano...
El tiempo se fué volando, y yo seguía sin recordar a mí amigo...
*
Llegué a casa despidiendome de la madre del compañero que me invitó a la librería...
Entré a casa... Mi madre lloraba... Mi padre se veía tenso, mi hermano menor, Mikey sentado en la sala solo me volteó a ver con ojos llenos de fuego...
-¿que pasa?
-Ay, hijo!! Nos asustaste!! - dijo mamá secandose las lagrimas y dirigiendose hacia mí para despues darme un fuerte abrazo de alivio...
-¿donde diablos estabas?- pregunta Mikey
- dejé una nota diciendo que iba con mi compañero a una librería, su madre nos llevó... Incluso dejé su telefono celular...- contesté confuso...
-¿donde la dejaste tonto?- Vuelve a pregunta mi hermano menor revolviendo todo en el escritorio con euforia y desesperación
- En tu escritorio tonto!... En el escritorio de la sala no!! ¬¬ ¿porque tan preocupados?
-Mira, acabamos de saber que algo le pasó a tu amigo, Frank... el que se acaba de mudar al vecindario...
-¿que le paso?...
Todos se quedaron mudos. Nadie respondió mi pregunta en es instante. Una punzada en el estómago me lastimaba, me avisaba que algo no iba nada bien
-Mira, Gerard. Hijo, no es muy fácil explicar esto... Pero mañana daremos el pésame a sus padres...- por fin habló mi padre, pero con un voz forzada...
-Esque, él se cayó de lo alto del árbol donde ustedes jugaban... - a mi madre se le quebró la voz al final...
-¿que?...
NO sabía qué decir... es imposible, mi confidente amigo no puede... irse sin despedirse...
Eran las cinco de la tarde, uf, si que pasé un largo rato ahí...
Decidí correr a nuestro lugar... Al lugar donde todo era posible para nosotros... Donde nada moría y todo se llenaba de color ante nuestra llegada... Nuestro mundo...
Mamá gritaba mi nombre mientras yo salia disparado de la puerta de mi casa...
Legué ahí...
Estaba oscuro, mas de lo normal. Encontré que en efecto, una rama del árbol estaba rota... "Pero si esta rama era gruesa cómo pudo romperse con el peso ligero de alguien como mi amigo?." pensé...
Ya casi no recuerdo lo que sucedió... solo sé que comenzaron a rodar gordas lagrimas sobre mis frías mejillas... Comenzó a llover y sólo quería estar cerca del recuerdo... Así que me acosté en las salientes raíces del gran arbol que llenaban mis sueños antes de hoy... Llovía a cantaros... Pero no me importaba, las lagrimas casi no se sentían con esas gotas de lluvia en mi rostro.
Tiempo después, escuché la voz de mi entendedor padre susurrandome que me calmara... Que debía regresar a casa... Que mi Frank era el amigo mas fiel que hubiera conocido... Me tomó de los hombros, yo aún no abría mis ojos solo escuchaba y sentía sin ver. Me acomodó en su regazo tan acogedor, y me abrazó...
Dejó de llover, y aún sentía que gotas caían en mi rostro... aún sentía los brazos de papá a mi alrededor... Yo seguía sin poder abrir mis ojos. ¿que sucede?...
-Papá, porqué cane gotas en mi cara?- pregunté a mi adulto protector... El solo suspira
- no pasa nada pequeño... sólo, saco lo que siento...-
Sí, papá lloraba conmigo,pero yo sabía que los hombres no lloraban, o al menos eso es lo que siempre me hicieron creer.
-él no va a regresar ¿cierto?... Todo es mi culpa...- dije rompiendo el silencio que la naturaleza del arbol nos daba entre balcuceos aun sin abrir mis ojos..
-sh... shh... No es culpa de nadie...
-sí es mi culpa!, de no haberlo invitado a la librería, él no hubiera optado por venir a nuestro lugar y asi no se hubiera caído...- comienzo a llorar de nuevo... No puedo dejar de soltar lagrimas... No puedo dejar de imaginarme la escena donde mi mejor amigo cae de este maldito arbol...
-no es tu culpa corazón...
-¿crees que llegue al Cielo?
-Claro que llegará...
-que bien, así yo ire al infierno por ser tan egoista...
-No Pequeño Gee, nadie ira al infierno... Tú fuiste amigo de él y eso te hace valioso, mucho. No es culpa de nadie esto...-¿entonces no regresara?
-.... Lo querías mucho verdad?-
Contestó papá evitando mi pregunta... Lo entiendo, es dificl explicarle a un chiquillo de diez años sobre la muerte y más cuando se presenta de una manera tan cercana,...
-papá... ya sé que no estará aquí... Pero no quería que se fuera... y menos sin avisarme...
-Mira, solo revive las felices memorias con él. Así estará contigo todo el tiempo...
.
°...De ilusiones y pesadillas...°
Una nueva tarea aparecía en su vida gracias a ese tutor extraño que la cuidaba.
El mandado no se había hecho, así que tomó sus llaves, una bolsa, su iPod y salió rápidamente después de aquellos infernales gritos de ese hombre adulto...´
Aquel que siempre estaba con ella, apareció en frente de ella haciendo que chocaran.
-¡hola!- dijo el palido muchacho
-Hola...- le respondió desganada
-¿Qué te hizo hoy?
-Nada... Lo de siempre: Gritarme, y ordenar autoritariamente...-suspira- así es mi vida
-Sí... Discúlpame, pero no puedo...
-lo sé, no puedes hacer nada por mí. Lo entiendo muy bien. Solo somos amigos no te preocupes.
-Bueno ¿y, a donde vas?
-Aquí a la tienda- ambos iban caminando.
-Andando... - Rodea los brazos de su amiga a quien siempre cuida "Como un ángel"
Hicieron las compras lo mas rápido que pudieron, pues aquel hombre que, se suponía cuida de ella, era muy impaciente, y más ese día pues era inicio de semana y debía llegar temprano a su despacho
-Bien, ahora...
-¿ahora qué?- le responde ella irritada, desde aquello, ella siempre está irritada, a él no le parece bueno
esto, pero la ama y logra soportarla. Pero no hay que malinterpretar, él la ama como a una hermana, una madre, una hija... De ese amor es del que siempre habla en sus pensamientos
-Ahora mi pregunta ¿Regresarás por esa calle donde siempre te sientes acosada?
-¿cómo sabes que ahí me siento así?
-Oh... Tengo mis trucos... - le responde sonriendo mientras carga varias bolsas llenas
-Bien. Sí, iré en esa dirección
-¿por qué?
-Porque es ahí donde siempre compro...
-Tus amadas gomitas
-Exacto Gerard! Mis gomitas son las únicas golosinas que puedo comer hasta que logro convencerlo de dejarme cenar
-Si... Bueno vamos...
La gente se les queda viendo extrañada. Como si fueran un par de locos. Ellos saben que están un tanto zafados, pero siempre han pensado "Pero en este cruel mundo ¿Quien no está loco?" Así que no les interesa y siguen
Llegan a la puerta de aquella mediana mansión, la cual, pertenecerá a ella cuando sea mayor de edad
-Henos aquí pequeña saltamontes
-¿? ¿Qué dices?
-Debo irme por ahora
-Uh... Lo se
Aquel ser que la cuida, se esfuma y ella introduce la llave en el hueco del cerrojo. La gira con cuidado para no molestarlo (al tutor)
-Bien... ¿qué me traes?- pregunta tranquilo mientras se acomoda el sombrero negro postrado de su cana cabeza
-Alimento ¿?- le responde ella irónica e irritada
-¡Lo sé, niña malcriada!, ¡apúrate a hacerme de desayunar o llego tarde! ... ¡Pero mueve las piernas muchacha!
Ella baja la cabeza y le hace huevos revueltos con jamón, queso, chorizo y muchas cosas. Le prepara café, sirve medio vaso de jugo (ya que sabe que nunca lo termina) y le llama a sentarse.
El hombre prueba lo que ella le ha cocinado con tanto esmero y sonríe. "Oh, por fin sonríes viejo de pacotilla" Piensa ella, mientras el hombre termina su pequeño banquete.
Él se va sin despedir, como siempre, y ella se queda haciendo el aseo cotidiano.
Una vez más, su amigo Gerard aparece inesperadamente, pero esta ocasión, en la ventana de la sala principal.
Tal vez se coló por la puerta o la misma ventana... -se dice a sí misma
-Vaya, hasta que te dignas a aparecer- Dice al verlo, sonríe y toma un vaso de jugo de naranja. Esta vez, ella se muestra más comprensible... Al parecer le dio gusto saber que a ese adulto sin valor, le gustó el desayuno improvisado que preparó.
-No siempre puedo estar aquí. Tú sabes que ese hombre es repugnante para mí
-Sí, sí, como digas... ¿que desea señor?
-Jajá, ¿por qué me hablas así?
-Por nada, es... un simple juego.
-Bueno. Qué bien que te encuentres mejor que hace una hora- sonríe
-¿una hora? ¿Tanto se tardó en tragar ese tipo?- le pregunta ella anonadada
-Sí. ¿Por qué?
-porque perdí mi tiempo al verlo comer con tanto deseo.
-¿deseo? Quieres decir que hoy…
-Sí, hoy no hubo gritos por el mal sabor del café o el desayuno
-Excelente. Creo que esto se torna un poco mejor para ti ¿no es cierto?
-Tal vez. Tal vez solo sea por hoy…- ella le dice indiferente mientras acomoda los platos ya secos en la alacena y se prepara para lavar los sucios del fregadero.
-Bien, pero puedes aprovecharlo… Tendrás un poco de tiempo libre y podrás seguir con esa historia tan intrigante que iniciaste hace mucho ¿No?
-Tal vez… No lo sé. Ahora debo limpiar-ella vuelve a hablar desganada, pero por dentro se siente muy bien, siente un peso menos todo por un grito menos en el día…
Todo se queda en silencio. Él, no sabe qué hacer… Ese silencio es un tanto incomodo tanto para él, como para ella
-¿puedo?- le pregunta haciendo un mohín hacia el jugo de naranja que su amiga no terminó
-Ah, sí. Claro, termínalo…- le sonríe y restriega un gran plato con la esponja llena de jabón.
Pasa un buen rato escuchando música y limpiando gran parte de la mansión. De vez en cuando se topaba con su amigo del alma, su amigo de siempre, quien al chocar sonreía y ella se sentía segura, siempre se siente así a su lado… Pero como hemos dicho, lo que estos dos amigos sienten, es amor, sí, pero no esa clase de amor donde sueñan en uno con el otro porque piensan que son perfectos, donde sueñan que se besan desenfrenadamente, No. Este amor, es difícil de explicar. Solo se querían porque desde aquel día, han estado unidos.
Gerard se pasea, como siempre que la visita, por toda la mansión y siempre termina cansado, solo un poco… Mientras ella limpia por ultimo los ventanales de la sala principal, ya casi termina.
-Hey, ya son las cuatro de la tarde- le reclama él, pues le parece que ella ya se ha tardado
-Ya, ya casi, ya casi, solo un poco…
-Dios. Siempre te esmeras.
-Ya… Ya llegué- choca una vez más con su pálido amigo quien la esperaba impaciente, ella suda de la frente, pero a él no le es grotesco, al contrario, es el resultado de un buen trabajo, piensa—Sí, sí, siempre me esmero, pero si no lo hago, este hombre me dejará sin comer sin ver la luz de sol...
Alguien toca el timbre interrumpiendo el inicio de la conversación.
Su amigo vuelve a irse… Pareciera que siempre está temeroso que alguien lo vea, pues solo la visita cuando se siente sola. Insisten en la puerta tocando estruendosamente aquel botón que hace sonar la campanilla del maldito timbre
-¡Voy! ¡Diablos, voy!—camina hacia el portón de enfrente quitándose el mandil y se seca el sudor… Aparece en la puerta un chiquillo, de unos, once años, tiene ojos lindos… Ella lo conoce
-¡hola pequeño!- sonríe por segunda vez en el día, hace mucho que no lo veía
-Hola – la abraza de felicidad
-¿Qué sucede?
-Nada, es solo que quise venir a saludar, vengo de rápido porque mamá me espera en el auto
-Esta bien pequeño Frank
-Bueno, sólo quería saber cómo estabas
-Muy bien- responde ella omitiendo las pesadillas que ha tenido que vivir durante dos años de ausencia de sus padres-- ¿y tú, cómo has estado pequeño?—pregunta mientras intenta olvidar su horrible vida y alborota el oscuro cabello del niño
-Que bien, pues yo, mejor que nunca. Tengo más amigos, soy más feliz en mi nueva escuela—le cuenta su vida en resumen mientras las comisuras de sus pequeños rosados labios se vuelven más curvas y sus ojos claros muestran que está satisfecho con todo lo que le ha sucedido.
Ríen un poco entre su corta conversación...
El niño debe de irse, pero antes, le da un álbum de fotos, le pide que no lo vea en ese momento, solo cuando se sienta sola
Ella asiente y se despiden. Intenta guardar esas lágrimas necias ocasionadas por haberlo extrañado tanto.
**
Por fin siente que ha terminado de limpiar la edificación donde vive, y decide darse una ducha mientras pone a Bach en su grabadora, la cual suena en todo el lugar. Está lista para “sentirse sola” y por fin ver el pequeño, pero apreciado regalo que su pequeño amigo le ha dado.
Al principio está vacío, comienza a hojearlo, en medio hay una imagen de ellos dos cuando eran más pequeños, recuerda ese día. Fue la última ocasión que estuvo con él. Era una fiesta, aún estaban sus padres de ella, recuerda que aún Gerard no estaba presente...
Después aquella fiesta se convirtió en el inicio de su peor pesadilla; la vida sin sus padres y una herencia que podrá cobrar hasta ser mayor de edad.
Hay una pequeña nota, es la letra de su joven amigo Frank. Sonríe. "Puedes llenarlo con miles de fotografías e imágenes, las que tú quieras para que cuando seas grande recuerdes tu vida..."- Lee la carta, vuelve a sonreír, pues se da cuenta que su amigo tiene mejor ortografía que antes.
¿Pero que podría poner? piensa, si su vida ha sido un martirio, llora al recordar y extrañar aquellos días en los que su mundo estaba centrado solo en la felicidad de su familia y amigos… Ahora solo debe preocuparse por ser la sirvienta de su tutor.
-linda imagen…- le dice Gerard y ella se asusta, no esperaba que llegara así
-ay!- da un brinco y se limpia las lagrimas
-¿te espanté? Si quieres me voy…- vuelve a irse. Pareciera que no le hace gracia verla feliz con alguien más
Ella ignora esto último y llora de nuevo. Llora hasta que anochece. Ya no le interesa que ese hombre llegue y no esté hecha su cena. Todo es malo en su vida… A veces ella quisiera poder irse a vivir con su amigo Gerard, su amigo pálido quien siempre la ha cuidado.
Ahora duerme mientras sus lágrimas caen en su almohada como gotas incesantes de lluvia. Su amigo llega, como cada vez que se encuentra así…
-Lo siento- le pide perdón mientras ella dormita
-Quiero irme… Irme por siempre… Llévame contigo
-¿conmigo? Tú sabes que no puedo llevarte conmigo pequeña… Sabes que no- él acaricia su cabello
-No me interesa, llévame Gerard, no quiero estar aquí, prefiero ser un ángel como tú- Responde insistente, y Gerard abre los ojos, pues sabe que nunca llegará a ser un ángel como ella dice...
-Te equivocas, siempre te equivocas cada vez que dices algo así, te lo he dicho pequeña
-¿Por qué no puedes llevarme? ...
Él no logra responderle, ella ya se ha dormido profundamente, las lágrimas han parado de salir. Se ve tranquila… Pronuncia aquellas palabras que ella odiaría escuchar, porque son la verdad:
“Porque no soy real, soy un producto de tu propio dolor…”- él se retira del cuarto de la niña triste al recordase a sí mismo que sin ella, él no existiría…
El mandado no se había hecho, así que tomó sus llaves, una bolsa, su iPod y salió rápidamente después de aquellos infernales gritos de ese hombre adulto...´
Aquel que siempre estaba con ella, apareció en frente de ella haciendo que chocaran.
-¡hola!- dijo el palido muchacho
-Hola...- le respondió desganada
-¿Qué te hizo hoy?
-Nada... Lo de siempre: Gritarme, y ordenar autoritariamente...-suspira- así es mi vida
-Sí... Discúlpame, pero no puedo...
-lo sé, no puedes hacer nada por mí. Lo entiendo muy bien. Solo somos amigos no te preocupes.
-Bueno ¿y, a donde vas?
-Aquí a la tienda- ambos iban caminando.
-Andando... - Rodea los brazos de su amiga a quien siempre cuida "Como un ángel"
Hicieron las compras lo mas rápido que pudieron, pues aquel hombre que, se suponía cuida de ella, era muy impaciente, y más ese día pues era inicio de semana y debía llegar temprano a su despacho
-Bien, ahora...
-¿ahora qué?- le responde ella irritada, desde aquello, ella siempre está irritada, a él no le parece bueno
esto, pero la ama y logra soportarla. Pero no hay que malinterpretar, él la ama como a una hermana, una madre, una hija... De ese amor es del que siempre habla en sus pensamientos
-Ahora mi pregunta ¿Regresarás por esa calle donde siempre te sientes acosada?
-¿cómo sabes que ahí me siento así?
-Oh... Tengo mis trucos... - le responde sonriendo mientras carga varias bolsas llenas
-Bien. Sí, iré en esa dirección
-¿por qué?
-Porque es ahí donde siempre compro...
-Tus amadas gomitas
-Exacto Gerard! Mis gomitas son las únicas golosinas que puedo comer hasta que logro convencerlo de dejarme cenar
-Si... Bueno vamos...
La gente se les queda viendo extrañada. Como si fueran un par de locos. Ellos saben que están un tanto zafados, pero siempre han pensado "Pero en este cruel mundo ¿Quien no está loco?" Así que no les interesa y siguen
Llegan a la puerta de aquella mediana mansión, la cual, pertenecerá a ella cuando sea mayor de edad
-Henos aquí pequeña saltamontes
-¿? ¿Qué dices?
-Debo irme por ahora
-Uh... Lo se
Aquel ser que la cuida, se esfuma y ella introduce la llave en el hueco del cerrojo. La gira con cuidado para no molestarlo (al tutor)
-Bien... ¿qué me traes?- pregunta tranquilo mientras se acomoda el sombrero negro postrado de su cana cabeza
-Alimento ¿?- le responde ella irónica e irritada
-¡Lo sé, niña malcriada!, ¡apúrate a hacerme de desayunar o llego tarde! ... ¡Pero mueve las piernas muchacha!
Ella baja la cabeza y le hace huevos revueltos con jamón, queso, chorizo y muchas cosas. Le prepara café, sirve medio vaso de jugo (ya que sabe que nunca lo termina) y le llama a sentarse.
El hombre prueba lo que ella le ha cocinado con tanto esmero y sonríe. "Oh, por fin sonríes viejo de pacotilla" Piensa ella, mientras el hombre termina su pequeño banquete.
Él se va sin despedir, como siempre, y ella se queda haciendo el aseo cotidiano.
Una vez más, su amigo Gerard aparece inesperadamente, pero esta ocasión, en la ventana de la sala principal.
Tal vez se coló por la puerta o la misma ventana... -se dice a sí misma
-Vaya, hasta que te dignas a aparecer- Dice al verlo, sonríe y toma un vaso de jugo de naranja. Esta vez, ella se muestra más comprensible... Al parecer le dio gusto saber que a ese adulto sin valor, le gustó el desayuno improvisado que preparó.
-No siempre puedo estar aquí. Tú sabes que ese hombre es repugnante para mí
-Sí, sí, como digas... ¿que desea señor?
-Jajá, ¿por qué me hablas así?
-Por nada, es... un simple juego.
-Bueno. Qué bien que te encuentres mejor que hace una hora- sonríe
-¿una hora? ¿Tanto se tardó en tragar ese tipo?- le pregunta ella anonadada
-Sí. ¿Por qué?
-porque perdí mi tiempo al verlo comer con tanto deseo.
-¿deseo? Quieres decir que hoy…
-Sí, hoy no hubo gritos por el mal sabor del café o el desayuno
-Excelente. Creo que esto se torna un poco mejor para ti ¿no es cierto?
-Tal vez. Tal vez solo sea por hoy…- ella le dice indiferente mientras acomoda los platos ya secos en la alacena y se prepara para lavar los sucios del fregadero.
-Bien, pero puedes aprovecharlo… Tendrás un poco de tiempo libre y podrás seguir con esa historia tan intrigante que iniciaste hace mucho ¿No?
-Tal vez… No lo sé. Ahora debo limpiar-ella vuelve a hablar desganada, pero por dentro se siente muy bien, siente un peso menos todo por un grito menos en el día…
Todo se queda en silencio. Él, no sabe qué hacer… Ese silencio es un tanto incomodo tanto para él, como para ella
-¿puedo?- le pregunta haciendo un mohín hacia el jugo de naranja que su amiga no terminó
-Ah, sí. Claro, termínalo…- le sonríe y restriega un gran plato con la esponja llena de jabón.
Pasa un buen rato escuchando música y limpiando gran parte de la mansión. De vez en cuando se topaba con su amigo del alma, su amigo de siempre, quien al chocar sonreía y ella se sentía segura, siempre se siente así a su lado… Pero como hemos dicho, lo que estos dos amigos sienten, es amor, sí, pero no esa clase de amor donde sueñan en uno con el otro porque piensan que son perfectos, donde sueñan que se besan desenfrenadamente, No. Este amor, es difícil de explicar. Solo se querían porque desde aquel día, han estado unidos.
Gerard se pasea, como siempre que la visita, por toda la mansión y siempre termina cansado, solo un poco… Mientras ella limpia por ultimo los ventanales de la sala principal, ya casi termina.
-Hey, ya son las cuatro de la tarde- le reclama él, pues le parece que ella ya se ha tardado
-Ya, ya casi, ya casi, solo un poco…
-Dios. Siempre te esmeras.
-Ya… Ya llegué- choca una vez más con su pálido amigo quien la esperaba impaciente, ella suda de la frente, pero a él no le es grotesco, al contrario, es el resultado de un buen trabajo, piensa—Sí, sí, siempre me esmero, pero si no lo hago, este hombre me dejará sin comer sin ver la luz de sol...
Alguien toca el timbre interrumpiendo el inicio de la conversación.
Su amigo vuelve a irse… Pareciera que siempre está temeroso que alguien lo vea, pues solo la visita cuando se siente sola. Insisten en la puerta tocando estruendosamente aquel botón que hace sonar la campanilla del maldito timbre
-¡Voy! ¡Diablos, voy!—camina hacia el portón de enfrente quitándose el mandil y se seca el sudor… Aparece en la puerta un chiquillo, de unos, once años, tiene ojos lindos… Ella lo conoce
-¡hola pequeño!- sonríe por segunda vez en el día, hace mucho que no lo veía
-Hola – la abraza de felicidad
-¿Qué sucede?
-Nada, es solo que quise venir a saludar, vengo de rápido porque mamá me espera en el auto
-Esta bien pequeño Frank
-Bueno, sólo quería saber cómo estabas
-Muy bien- responde ella omitiendo las pesadillas que ha tenido que vivir durante dos años de ausencia de sus padres-- ¿y tú, cómo has estado pequeño?—pregunta mientras intenta olvidar su horrible vida y alborota el oscuro cabello del niño
-Que bien, pues yo, mejor que nunca. Tengo más amigos, soy más feliz en mi nueva escuela—le cuenta su vida en resumen mientras las comisuras de sus pequeños rosados labios se vuelven más curvas y sus ojos claros muestran que está satisfecho con todo lo que le ha sucedido.
Ríen un poco entre su corta conversación...
El niño debe de irse, pero antes, le da un álbum de fotos, le pide que no lo vea en ese momento, solo cuando se sienta sola
Ella asiente y se despiden. Intenta guardar esas lágrimas necias ocasionadas por haberlo extrañado tanto.
**
Por fin siente que ha terminado de limpiar la edificación donde vive, y decide darse una ducha mientras pone a Bach en su grabadora, la cual suena en todo el lugar. Está lista para “sentirse sola” y por fin ver el pequeño, pero apreciado regalo que su pequeño amigo le ha dado.
Al principio está vacío, comienza a hojearlo, en medio hay una imagen de ellos dos cuando eran más pequeños, recuerda ese día. Fue la última ocasión que estuvo con él. Era una fiesta, aún estaban sus padres de ella, recuerda que aún Gerard no estaba presente...
Después aquella fiesta se convirtió en el inicio de su peor pesadilla; la vida sin sus padres y una herencia que podrá cobrar hasta ser mayor de edad.
Hay una pequeña nota, es la letra de su joven amigo Frank. Sonríe. "Puedes llenarlo con miles de fotografías e imágenes, las que tú quieras para que cuando seas grande recuerdes tu vida..."- Lee la carta, vuelve a sonreír, pues se da cuenta que su amigo tiene mejor ortografía que antes.
¿Pero que podría poner? piensa, si su vida ha sido un martirio, llora al recordar y extrañar aquellos días en los que su mundo estaba centrado solo en la felicidad de su familia y amigos… Ahora solo debe preocuparse por ser la sirvienta de su tutor.
-linda imagen…- le dice Gerard y ella se asusta, no esperaba que llegara así
-ay!- da un brinco y se limpia las lagrimas
-¿te espanté? Si quieres me voy…- vuelve a irse. Pareciera que no le hace gracia verla feliz con alguien más
Ella ignora esto último y llora de nuevo. Llora hasta que anochece. Ya no le interesa que ese hombre llegue y no esté hecha su cena. Todo es malo en su vida… A veces ella quisiera poder irse a vivir con su amigo Gerard, su amigo pálido quien siempre la ha cuidado.
Ahora duerme mientras sus lágrimas caen en su almohada como gotas incesantes de lluvia. Su amigo llega, como cada vez que se encuentra así…
-Lo siento- le pide perdón mientras ella dormita
-Quiero irme… Irme por siempre… Llévame contigo
-¿conmigo? Tú sabes que no puedo llevarte conmigo pequeña… Sabes que no- él acaricia su cabello
-No me interesa, llévame Gerard, no quiero estar aquí, prefiero ser un ángel como tú- Responde insistente, y Gerard abre los ojos, pues sabe que nunca llegará a ser un ángel como ella dice...
-Te equivocas, siempre te equivocas cada vez que dices algo así, te lo he dicho pequeña
-¿Por qué no puedes llevarme? ...
Él no logra responderle, ella ya se ha dormido profundamente, las lágrimas han parado de salir. Se ve tranquila… Pronuncia aquellas palabras que ella odiaría escuchar, porque son la verdad:
“Porque no soy real, soy un producto de tu propio dolor…”- él se retira del cuarto de la niña triste al recordase a sí mismo que sin ella, él no existiría…
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