15 dic 2010

=Goodnight, Darling=(parte 1)

Aquella noche se veía diferente. Su esposo no era el mismo de antes, ella sabía que algo pasaba pero no se atrevió a preguntar, nunca lo hizo… Es por eso que ahora Frank, trataba insistentemente en respirar.

  La sombra de su perfecto perfil estaba trazada gracias a la luz lunar que se colaba por la ventana de la habitación. Jamia lo amaba, siempre lo hizo, pero esta noche se olía el miedo de un lado y la atracción por el otro.


Amaba todo de él. Amaba como la comisura de sus labios siempre se curvaba hacia arriba formando una linda sonrisa cada vez que se veían, amaba el sabor se sus rosados labios y aquél aliento a cigarrillo y café, combinados, después de un día de trabajo. Amaba que él se preocupara por ella siempre que sufría, en muy pocas ocasiones, un mareo horrible… Amaba cómo, al despertar, abrazaba al par de hermosas hijas que tenían y les daba un tierno beso mostrando el amor que les tenía. Realmente lo amaba…
  Ella sabía que Frank tenía aún en la cabeza ese romance con su colega Gerard Way. Sabía que algo seguía mal sobre esa situación. Sabía que algo como esto sucedería si su esposo no paraba aquella situación.


  Way. Con sólo recordar el sonido de aquel apellido, le dan nauseas. Ella estaba celosa de aquel pelirrojo que varios años atrás, le sobaba la espalda a su ahora esposo, insinuando que quería algo mas con él. Había estado furiosa muchas veces al entrar a la web y ver que aún seguían viéndose aquellos viejos videos de su extraño romance… Alguna vez le tuvo afecto al marido de su amiga Linz, pero ninguna de las dos estuvo de acuerdo con aquello que hacían en los escenarios mucho tiempo atrás, aquello que sus fans llamaban “Frerard” al verlos besarse y darse caricias de extraño afecto. Es por ello que LynZ decidió terminar con eso pronto; un buen día ella le reclamó a Gerard por todo aquello que hizo alguna vez, éste, se sintió tan apenado que prometió nunca volver a aquello de su rara atracción hacia Frank. Todo esto pasó hacia tres años.
  Y al parecer había funcionado, pues cuando regresaron a los escenarios, jamás se veían a los ojos como lo hacían antes. Frank solo miraba a su esposa como la única en el mundo, y Way hacia lo mismo con la suya. Todo estaba en paz. De alguna manera Jamia tenía razón en sentir aquellos celos horribles hacia Gerard, pues Frank ya era su amado esposo, era suyo y nada más. Nadie más que no fuera ella podía besarlo en las calles. Estaba sumamente enamorada de él, jamás deseó lastimarlo. Sabía que era un hombre bueno, que era buen amigo, buen amante, buen padre, buen esposo… en fin, era el hombre perfecto para ella. Sabía que la amaba también.
  Después de aquella última pelea sobre “Frerard” (recordando que sucedió hace tiempo), Gerard ya casi no iba a visitarlos a la casa. Siempre que Cherry y Lily deseaban jugar con su “prima” Bandit, era LynZ quien la llevaba. Siempre llegaba con aires de felicidad, saludando a la familia Iero, luego tomaba un café con ellos dos mientras sus hijas jugaban afuera. Nada raro, solo que… había veces en las que Jamia extrañaba un poco el buen humor de Gerard Way.




Un buen día, en la mañana, Jamia se dio cuenta que algo pasaba con su marido. Sabía que algo no encajaba hoy. Estaba nervioso, nunca lo había visto así. Frank evitaba la mirada de su mujer, pues ella sabía que a veces, no era un buen mentiroso.
  -¿Qué tienes amor?- preguntó ella en su oído
-Nada… Yo… nada. No me pasa nada querida. Todo está perfecto- respondió y luego le dio un sorbo a su café.
-Bien… Espero no regreses tarde hoy, tengo una sorpresa para ti…- le dijo ella con un tono tan sensual que hizo que Frank soltara su taza de café y que ésta golpeara con la mesa.


Acabado esto, él se dispuso a salir de la casa y trabajar en su tienda de ropa. Pero antes de eso, decidió visitar el viejo sótano. Algo raro, pues le temía a ese lugar desde que se mudaron a esa casa, él siempre le pedía a Jamia que bajara con él por eso, a ella le parecía un tierno niño cuando comenzaba a suplicarle.
  Ella decidió no hacer mucho caso a esto último y se fue indiferentemente a despertar a sus pequeñas hijas de seis años para que fueran a la escuela. Las vistió, les dio de desayunar y las metió al auto.
  Regresó a casa con aquella inquietud del sótano y Frank. Decidió ver qué era lo que había hecho bajar a su esposo a ese lúgubre lugar.


Antes de entrar encontró lo que buscaba: en la puerta había una nota para él. Y luego se veía que su esposo había respondido a esa misteriosa nota, dejando un pedazo de papel en el marco de la puerta en la parte superior.
  Ella leyó… y se llevó con la ingrata sorpresa de que eran para él de parte de… Gerard Way
Entró al sótano encontrándose con miles de notas provenientes de los dos. Algunas tenían aquella frase tan falsa “Te amo”, otras muchas tenían corazones dibujados, esas eran las de Way. Así que esos dos habían seguido con eso a escondidas.



Jamia estallaba de rabia cada vez que veía las notas de su esposo sabiendo que esas palabras que escribía, no eran ni serían nunca para ella, todo el amor era para Gerard, era esta, la única razón, por la cual ella soñaba que asesinaba al ex amante de Frank, era por esto que a veces ella no deseaba que las dos mujeres Way los visitaran, tenía que terminar en serio con esto, pero… no sabía cómo…


***


Después ella regresó a su casa tratando de olvidar la furia que sentía al saber que su marido sí era un mentiroso. Tenía ganas de gritar de enojo, de golpear todo lo que viera a su paso. Pero luego decidió calmarse, esperando que su marido llegara con bien del trabajo y así tomarlo por sorpresa…
  Ella le dio indirectas durante un largo mes, tratando de medir cuanto podría Frank aguantar la culpa. Esas indirectas fueron sorpresivamente, evadidas muy bien por él…
  Así que terminando el mes de Noviembre, en su cumpleaños, ella quiso darle un fin real a todo eso, porque ella lo amaba desenfrenadamente…




Esta noche, la pálida piel de su esposo se veía hermosa en los ojos de Jamia. Esta noche era el momento perfecto para cobrar venganza.

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