-¿Dónde está papá?- preguntó Arthur, con la cara iluminada por la luz de las estrellas.
-Trabaja. Ya lo sabes, Arthur--la mujer suspiró entristecida al recordar que su marido ya no la veía. Pero aún así prosiguió haciendo feliz al niño -Pero sabes que lo hace para salir a buscar nuevas aventuras para contártelas todas las mañanas antes de regresar al trabajo.--culminó la madre. El pequeño Arthur suspiró y cerró los ojos, mamá comenzaba a respirar profundo, fingiendo cansancio. Se tomó las sienes entre las manos y las sobó con cuidado, no sabía cómo pero la cabeza le dolía, se secó la única lágrima que cayó y rodó por la mejilla.
-Cuéntame otro cuento, mami--pidió el niño sentándose sobre la cama y poniendo las manitas sobre su regazo.
-No, hijo. Es hora de dormir-contestó solemne ella aún sobre la silla.
El niño insistió tres veces más, pero mamá se limitó a levantarse y darle un beso en la frente antes de salir del dormitorio. Apagó la luz del corredor y así en penumbras se dirigió a la sala, donde el sofá le regaló comodidad.
La mujer no podía descansar sabiendo que su marido no cuidaba al hijo de noche, ella era la nana y ángel guardián de Arthur. Consideraba absurdo que un hombre como su marido dejara tan solo a su hijo de tan sólo cuatro años, ni siquiera una niñera del gobierno había contratado para cuidarle en las mañanas y tardes cuando la casa se encontraba completamente desolada. ¿Qué es lo que el pequeño Arthur haría todos los días durante tanto tiempo? La mujer temió que algún día alguien robara la casa y le hicieran daño al niño, o que él por accidente encontrara venenos en la cocina o el cuarto de baño... "Ni el Cielo lo quiera" pensó.
La incertidumbre lleno su alma y comenzó a llorar en silencio, recargando su cara sobre la mano derecha. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas cayeran y que su pecho se moviera descontroladamente por los convunsionales suspiros que daba en ratitos. Sólo la luz del cielo estrellado iluminaba el suelo de la sala y la mujer deseó que sus pensamientos también fueran iluminados, así podría pensar mejor para reestablecer la vida de su hijo.
Cerró los ojos unos segundos y al volver a abrirlos notó que había una silueta pequeña sentada en el sillón invididual que estaba enfrente de donde ella se encontraba.
-¿Por qué lloras, mami?-preguntó Arthur mirando a su madre entre la obscuridad.
-Regresa a la cama, pequeño Arthur-pidió mamá con voz solemne. Se secó las lágrimas y sus hipótesis se esfumaron.
-No quiero ir solo, ven conmigo.
-Regresa a la cama, Arthur-repitió, pero esta vez lo dijo con voz dura.
-Es que... Tengo miedo, mami-explicó temblando.
-Ven aquí-la madre se levantó y cargó al pequeño, quien le abrazó el cuello y comenzó llorar. Al parecer el niño había tenido pesadillas, o quizá sólo su imaginación le hizo recordar que le temía al ropero.
La madre llevó a Arthur de regreso a su dormitorio y ahí volvió a arroparlo con las acojedoras cobijas, no quería que se resfriara. Ya él recostado, su madre le acarició la frente y volvió a plantarle un beso ahí, el pequeño intentó tomarle la mano para obligarla a quedarse pero no lo logró.
-¡Quédate!-suplicó asustado-Mamí, quedate, por favor.
-No puedo-contestó ella indiferente mirando hacia la ventana y luego caminó hacia ella,--Sólo un ratito-- comenzó a tararear la canción de cuna que, antaño, su marido había compuesto con el piano para Arthur. El niño comenzó a quedarse dormido, sus párpados frágiles se cerraron a mitad de la canción y antes de caer completamente a los brazos de Morfeo soltó un largo y hondo suspiro, quedandose quieto toda la noche con una media sonrisa trazada debajo de la naricita puntiaguda; mientras, la madre ya salía ligera como una pluma de la casa por la ventana de la habitación para llegar al jardín y encontrar su lugar de descanso. Se dejó caer sobre el pasto húmedo, entre el barro, para regresar a su lápida.
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Así que cierra tus ojos. Bésame, di adiós.
Y duerme. Sólo duérmete.
La parte más difícil es dejar ir tus sueños
Y duerme. Sólo duérmete.
La parte más difícil es dejar ir tus sueños
So shut your eyes, kiss me, goodbye.
And sleep.Just sleep.
The hardest part is letting go off your dreams.
The hardest part is letting go off your dreams.
"Sleep"-My Chemical Romance
1 comentario:
Tienes una manera muy especial de enredar vida y muerte.
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