Las diez de la noche en punto e inicio escribiendo esto. No sé cuánto me tardaré. Porque las imágenes en mi cabeza y el ruido de afuera no me dejan pensar bien lo que realmente siento... Porque sí, siento algo.
La verdad ni siquiera sé por qué lo hago. Digo, esta no es una terapia. Quizá algún día me arrepienta de hacerlo pero ¿qué?
Escribir en este lugar era algo que había dejado de hacer porque, siendo honesta, me había dejado de sentir sola. Incluso Cafel había desaparecido de la faz de mi imaginación. Ya no necesitaba pensar que alguien cuidaba mis pesadillas, porque ya no había pesadillas qué cuidar, ni pensamientos egoístas que borrar... El trabajo de Cafel se fue esfumando a medida que yo pasaba más tiempo en la preparatoria.
Hacía mucho que había perdido la confianza en el ser humano... En cualquier persona, incluso en mí misma. Pero, demonios, tuve que llegar a la preparatoria y me encontré con gente increíble. Gente que devolvió las sonrisas y las carcajadas a mi estilo de vida, personas que cambiaron -en demasía- ese estilo de vida. Antes me la pasaba casi todo el día en casa, como un ermitaño, en frente de esta pantalla escribiendo cualquier historia que se viniera a mi cabeza... Pero a partir de conocerlas a ellas, mis personas favoritas, dejé de quedarme en casa y aprendí a disfrutar mi ciudad y a andar mejor en ella. Quiero decir; no era una estúpida en la calle, pero la verdad me oriento mucho más que antes.
Diez meses, aproximadamente, y ya me había encariñado con todas ellas. TODAS. Ya había escrito el inicio de una historia a una de ellas por su cumpleaños el 11 de noviembre. Ya había compartido escritos con varias de ellas, incluso aprendí a socializar mejor. Quizá no soy la más sociable entre ellas (nosotras) pero al menos mejoró mi humor y la manera de hablarle a la gente. Después de año nuevo ya podía incluso dar mi punto de vista sobre varios temas que nos importaban, también razonar y reflexionar con otras... Todas eran increíbles, lo son. Lo sé.
El nudo en la garganta... Lo dejo que se atore ahí para que no me traiga pensamientos tristes sobre mi partida. Porque sí, tengo que irme. Y quizá sea por eso que vuelvo a escribir como loca entre la oscuridad de mi habitación, quizá me siento sola de nuevo. No recordaba realmente cómo era eso.
Sentirse solo es algo que no le deseo a nadie nunca.
Recuerdo que antes del 8 de agosto del año pasado pensaba que toda mi vida estaría rodeada de seres inútiles que no movían una parte del cerebro para nada. Recuerdo que pensaba que en muchos lugares yo era la que sabía más.
Pero qué equivocada estaba. ¡Claro que no! Eso no podía ser, porque allá afuera había personas como yo, quizá mejores. Y entre ellas estaban; mi única hipster, mi beatlemana, mi chica intensa, mi freaky favorita, mi hermana "killjoys", mi "madre" y mi hobbo shipper. ¿Qué más podía yo pedir?
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